Cuán críos, se ponen a competir en el «tamaño» del evento o lo «largo» de la marcha, recordando las competencias de orines disparados de adolescentes.
En la política que enarbola lo banal, se ponen a medir tamaños de participación sin tener en cuenta la calidad de los discursos, cada día más aburridos y obsoletos.
No, no importa el partido, todos tienen el mismo comportamiento de mentir cada cuatro años sobre el «largo» del padrón, para que día día del voto se plantee el ridículo de, que de pronto, el tamaño era diferente a la realidad del voto.
ABC, escuelita, jornadas de afiliación, rellenos de listas insípidas y fraudulentas sin tener en cuenta a quien registran para, al final, no servir para nada.
En la República Dominicana nunca ha importado la filiación y cada día, por las mentiras continuadas, las nuevas generaciones terminan buscando la nueva realidad y no la que los políticos de siempre con arcaicos métodos y discursos, imponen.
Si, habrá reemplazo, aunque el peligro es que los nuevos sean peores que los que ya pasaron e incluso, hereden la insipidez de los cuentos de tamaños y rellenos con softwares, como sus caras arrugadas trabajadas con Photoshop.
De discursos de obras van y obras vienen, de picazos e inauguraciones, de ladrillo se ha construido la sociedad que se irrespeta las luces rojas de los semáforos, a la que le importa un bledo el tamaño del padrón pues, al final, como todo, tiene la menor importancia cuando el desempeño debe ser vital.
@Fdo_Buitrago
